Monte Bishe. Koprovhishitsa |
Primero Koproshivitsa, no lejos de Sofía, entre medias de montañas. Imposible de pronunciar, por más que lo intento, consigo que me entiendan y me embarquen para allá.
Pero el lugar está escondido, no llega el tren, y en la estación espera un lanzadera a los viajeros, nadie sino yo, para alcanzar el pueblo, tradicional. Las calles empedradas, el olor a madera, riachuelo en la mitad...
Estación de ferrocarril. Koprovhishitsa |
Creo que es buen sitio para descansar, un día al menos, y perderme por alguna de las colinas que la circundan, y es que ya tengo sed de montaña. Pero el camino embarrado no me dejara disfrutar, tan solo unos caballos y el amplio panorama recompensan un tanto el esfuerzo.
Estación blanca, inmaculada, Canfranc remozada, nuevo día y vía muerta sin embargo, el tren se torna en autobús, al menos durante un rato.
Anfiteatro romano. Plovdiv |
Estadio romano. Plovdiv |
Y llego a Plovdid, que me sorprende. Esperaba otra Sofía, pero gris, sucia, y resulta una Roma, aletargada, que intenta despertarse. También siete colinas, ¿lo buscaban o casualidad?
Ese enorme anfiteatro, dominando la ciudad, y el estadio,
en el subsuelo, que sólo a ratos aparece, limpieza matutina, ducha de elefante.
Mis andares me encaminan hacia el casco antiguo, que no lo es tanto, al menos en comparación,
y otra vez España, mayores en tour en esta ocasión.
El león, símbolo de Bulgaria |
Y de ahí a la colina, creo que la mayor, o al menos la mas alta, y donde todo se domina.
El león en el pasaje, Bulgaria y corazón, y cultura, que se siente, ópera alrededor, festivales de verano. Qué grata impresión.
Plaza del Ayuntamiento. Plovdiv |
Y ahora es Veliko, Tarnovo, o las dos cosas, el alma de la resurrección, búlgara, y un lugar de excepción. Pero es mucho para una jornada, así que tengo que parar, Kazanlak en este caso, de aquí no podré pasar, se acabaron hoy ya las mashrutkas. Y otra vez, el gris, por siempre. El telón de acero era de hormigón.
Ya por fin Tarnovo, donde el río juega con el relieve, y define una silueta que perfila unas montañas, y ahí arriba la fortaleza, y abajo la ciudad, y en medio otra parte, y allí la que faltaba.
Bloque de edificios. Kazanlak |
Veliko Tarnovo |
Paisaje kárstico que me horada la memoria, y sí, es una Cuenca samotracia. Y qué hermosa, aunque quizá no tan cuidada. Y vaya, ahora calor, y mucho, qué pasa aquí con estos cambios, ¡si me nevó antes de ayer!
En el hostel, Tee, o Steve, como me dice, que llega, cansado, desde Bucarest. Y me chapurrea español, con acento coreano. Buen tipo, sí señor, buscando piso por el mundo... -España me interesa, pero es caro, y no por Dios, ¡a Corea yo no vuelvo! Vivir para trabajar, trabajar para morir, se han vuelto locos.
En el hostel, Tee, o Steve, como me dice, que llega, cansado, desde Bucarest. Y me chapurrea español, con acento coreano. Buen tipo, sí señor, buscando piso por el mundo... -España me interesa, pero es caro, y no por Dios, ¡a Corea yo no vuelvo! Vivir para trabajar, trabajar para morir, se han vuelto locos.
Fortaleza-Veliko Tarnovo |
Que no cuenten conmigo, eso ya lo viví, y ahora quiero otra cosa. Y le entiendo, claro que sí, aunque él piensa que la siesta sigue presidiendo nuestro día, pero no, ya se lo aclaro, ya no es lo que era.
Y mientras compruebo mi sextante, estudio mi destino, el Mar Negro se acerca, pero ya no me basta con tocarlo, ahora quiero atravesarlo. Varna, puerto fundamental de Bulgaria me cierra las puertas pues sólo funcionan barcos de mercancías, así que tengo que variar. Miro al norte, y al correo, Mr. Vlad Tarasenko me confirma, miércoles 6, Odessa-Batumi, aquí que te esperamos. Pues no lo pienso más. Para allá qué nos vamos.
Veliko Tarnovo |