Tengo que llegar a Ohrid, Macedonia, donde al día siguiente me espera mi amigo Pablo, y tras de valorar las distintas rutas posibles opto por la que bordea el sur del inmenso lago que separa ambos países. Mi idea inicial era otra, por lo que desde Berat me dirigí al norte hasta Tirana, la capital, donde enlazaría al día siguiente con el autobús que lleva a Skopje, ya Macedonia, y así cruzar cómodamente la frontera y acercarme a Shkodra, ya próximo a mi objetivo.
Sin embargo horas después de llegar a Tirana, y comprendiendo la imprevisibilidad de ese supuesto único autobús diario, del que no hay constancia en la oficina de turismo, decido retomar la aparentemente más complicada vía del sur que no ofrece transporte para cruzar la frontera, pero qué importa eso, estamos en Albania.
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Lago Ohrid. Macedonia |
El día en Tirana me dejará una impresión poco precisa, camino a un progreso todavía sin determinar, y la agradable sorpresa de reencontrar a Ky en el mismo albergue, donde, otra vez, la hospitalidad local me hará cuestionar si el desarrollo enfrió la humanidad en occidente.
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Barrio de Tirana |
Dedicamos la tarde a conocer la ciudad, y trato de explicarle lo que fue el pueblo ilirio mientras contemplamos el mapa de sus territorios en el Museo Nacional, demasiado lejos de Malasia para comprender. También a mí me cuesta enlazar los hechos más recientes, los carteles en inglés desparecieron con lás lápidas romanas, la segunda planta es sólo apta para versiones oficiales históricas, recuerdo del pasado más reciente.
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Estación de autobuses. Tirana |
La estación sur de autobuses se fusiona con el mismo fondo del Estadio Nacional, lo cual me facilita su localización en esta bonita mañana, algo inquieta por el reto que espera, y el minibús hacia Pogradec, regido por un digno matrimonio, conductor él, revisora ella, esperará a que se llenen las plazas para partir. Circo de antaño, vida de hoy. El recorrido me va a mostrar algunos de los paisajes más hermosos de Albania, entre los que se esconden alguno de los 60.000 bunkerpreludio de lo que podré contemplar al descender a la ribera del Lago Ohrid desde las montañas circundantes, dejando en mí la impresión de haber atravesado un país ciertamente hermoso, aún oculto para el turismo.
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Valle de Elbasan. Albania |
No sé muy bien cómo consigo que señor y señora entiendan que me quiero apear lo más cerca posible de la frontera, pese a que Pogradec, el último pueblo albanés, dista todavía algún kilómetro de la misma. El caso es que me sueltan al pie de una reunión de taxis ya a la salida, medio con el que alcanzaré, ahora sí, el puesto fronterizo.
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Tierra de nadie entre Albania y Macedonia |
Sólo queda recorrer, a pie por la carretera, el tramo de tierra de nadie entre el puesto albanés y el macedonio, y los dos kilómetros que distan al Monasterio de Sveti Naum, Silos del cirílico y la ortodoxia macedonia, lugar emblema, naturaleza mística.
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Monasterio de Sveti Naum. Ohrid, Macedonia |
La pequeña hazaña se
suavizará cuando descubra un agradable sendero por el bosque que desemboca a las puertas del monasterio, caminante medieval que llegó a su destino.
La bandera comunitaria sobre la chapa del puesto de control fija en mi retina. La misma que no muy lejos de allí contemplan tantos ojos sin destino. Me siento pequeño y casi avergonzado cuando pienso en lo que hice hoy y lo que ansían ellos. Este, oeste. Vallas. Fronteras.
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San Juan Cananeo. Ohrid, Macedonia |