Visiones de un viaje sin destino ni final, rumbo Este tierra y mar, un mundo por conocer. Un buen día salí desde Madrid, y de momento sigo andando, hasta donde llegue...



jueves, 28 de abril de 2016

XXI. Estado gaseoso

Mis últimos pasos por el Cáucaso me van a conducir a uno de los países de los que tengo menor idea previa, Azerbaiján, por mucho que su capital Bakú haya sonado bastante a menudo en estos últimos años. Desde allí pretendo continuar mi viaje hacia el este atravesando un nuevo mar, el Caspio, y alcanzar así Asia Central.

Y sí, aunque algunos días las piernas empiezan a pesar, tras dos meses de viaje mi hambre por descubrir sigue casi intacta, y cuanto más lejos me hallo, más valoro la posibilidad que se me ofrece de conocer nuevos lugares y culturas que de otra manera y en otro tiempo quizá no pueda volver a pisar, y no olvido, no, que vivir es aprender, todo en una sóla vez, y eso me empuja cada día. Y ahora esa remota y exótica región del Asia Central tan cerca y tan accesible, cómo no intentar alcanzarla.





Pero a fe que esta vez y en los próximos días me hará falta ese impulso. Desde Tiblisi enfilo directamente a Bakú, atravesando sin parar todo el país, para agilizar lo máximo posible los trámites previos al cambio de escenario, y previendo unos cuantos días de espera antes de poder embarcar.

Tren nocturno Tiblisi-Bakú
La película cambia desde los créditos iniciales, y la primera sensación, si es la que queda, será de las peores hasta ahora cuando cruzo la frontera . De por sí un visado que nunca entenderé, al igual que ningún otro, el primero desde que partí, y ahora de nuevo tren, nocturnidad y pasaporte, y una de vaqueros, -¿que si he estado en Armenia? -Pues me vacíe la mochila, a ver si trae algún souvenir de esa gente, ¿quizá cognac?... -Sí hombre, sí, y Ponche Segoviano. No doy crédito a la escena, ¿de verdad pretende requisarme souvenirs armenios? Y el caso es que sí, que algo llevaba en la mochila, pero el odio ciega como el sol y nunca lo encontrará. Aún no siendo esta mi guerra, como ninguna en realidad, no recuerdo nada similar en la otra cara de la moneda, allí no maldijeron al vecino, aún con guerra de por medio, y aquí empezamos de esta manera. Mejor volver a la cama y olvidar.


Bakú
Amanezco aún algo lejos, tiempo para contemplar una tierra nueva, yerma y arenosa. El lugar no invita a soñar, sino más bien a escapar, pero el ferry que pretendo es un misterio en el mundo de los viajeros. No pudiendo cruzar a Turkmenistán, orilla más cercana, país mordaza no apto para navegantes, tendrá que ser Aktau, esquina de Kazajistán. Pero desde Bakú sólo llega un mercancías, que navega sin horario, día ni previsión. Cuando se llena la bodega zarpa, y ya veremos cuándo llega. Para colmo la taquilla expendedora es otro tesoro por descubrir, en este creciente nuevo Bakú, cristal y rascacielos.

Flame Tower y mezquita , Bakú
Así que nada más llegar me lanzo en su búsqueda, y eureka, a la primera, no fue tan difícil. Pero ahora juego al doble o nada y me planteo un nuevo reto, la visa de Tayikistán, y eso son palabras mayores. De nuevo más pesquisas, ahora en zona polvorienta, pero encuentro la embajada. En una semana estará listo, me dice el joven cónsul tras la tertulia de rigor, siempre el balón derrite el hielo, leitomotiv adonde fuere.

Pues nada, hagamos tiempo, conozcamos el terreno. Así que salgo de Bakú, aunque no donde quisiera, que aquí también hay montañas, y pueblos medio perdidos. Áreas prohibidas por el cercano Daguestán, aldeas casi inaccesibles, salvo todoterreno o caballo, y ni lo uno ni lo otro. Me dirigiré pues para Sheki, pueblo en el oeste no lejos de Georgia, paso atrás en mi camino, algo provisional.

Colinas en torno a Sheki
En Sheki huele a seda, a Ruta y caravansar, y el entorno es otro muy distinto, completamente verde, colinas onduladas. 
Un palacio persa, o lo que queda de lo que fue, y un poco más al norte, más cerca de las montañas, una curiosa historia en otro pueblo con leyenda, un Kis que un día fue Albania, otra al parecer, ¡y que es parte de Noruega!, y esto ya sí que me supera. Una estatua en la Iglesia, que recuerda al señor Thor, Heyerdal que sin martillo pero con ahínco vino a demostrar que los noruegos salieron de aquí, y todos tan contentos. Y quién soy yo para negarlo.


Antiguo Caravansar. Sheki
Vuelta a Bakú, y otro borrón en la hoja azerí. La carretera principal, cortada sine hora, atasco descomunal, caos y silencio. ¿Quizá un accidente? ¿Obras adelante?...
Librería de Bakú, con libros del antiguo y nuevo presidente
El caso es que nadie pita, y la gente como si nada, esperando unos de pie, otros en sus vehículos. No es fácil entenderse, pero al fin un anglohablante me desvela el misterio. Nuestro presi cerca de aquí, eso es lo que pasa. ¿Y cortar la carretera? ¿Para que meriende sin rudio alrededor?
Pues sí, eso parece, algo normal en estos lares. Azerbaiján es otra cosa, Eurovisión y aire europeo, todo a su manera. De entrada es poderosa, petróleo y mucho gas, y es república presidencial, o sea que manda uno y a callar. 
Torre de la Doncella. Bakú
No me hables de elecciones, y dame propaganda, pero de la de amado líder fundador, protector benefactor. Por supuesto mucha armada, soldaditos por doquier, y laicismo musulmán, que aunque se ve alguna tapada, siguiendo a su amo, muchas visten de Zara, y algo es algo en mi opinión.


Plaza de las Fuentes. Bakú
En Bakú paso los días buscando atractivos, y no es fácil la verdad. De nuevo esos encuentros, sal y pimienta de este viaje, y que rompen la monotonía, si es que alguna vez la hubo. Danesa y holandés, entretenidísima pareja, jubilados ya de todo, menos de viajar. Rusas ilustradas, Inglaterra nuevamente, y hasta un par de españoles, con toque de Polonia, todo un hallazgo.

Pateo la ciudad, una y otra vez, siempre en medio la Torre de la Doncella, curioso mamotreto, origen aún confuso. Y a sus pies hoy una sorpresa, pequeñas Sherezades, en baile regional, lo mejor hasta ahora y de lo que queda por llegar.
























Y mucho gas y mucho fuego, a veces incluso visible. Imán de religiones, en su día los zoroastros e incluso los hindúes, ahora son tres torres, llama en su forma y esencia de propaganda. Que sea vea bien visible, nuestra bandera como ninguna.


Flame Towers. Bakú
Y por fin llega el día, pero el cónsul está ausente, ¿y no hay nadie en su lugar? Venga usted mañana. Y como es viernes será el lunes, y como es fiesta ya es martes, y a este Larra el tiempo extra le amortaja.

Tampoco será el martes, mi paciencia que se agota, el cónsul que no aparece, y el fuego azerí que ya es parte de mí.

Quedaos mis fotos de recuerdo, hoy ya zarpo y hasta siempre.

Yanar Dag (Colina de Fuego). Bakú