Descartada la primera, Valle de Fergana zona de extremos y barbas largas, con su pan y sopas que se las mojen, para colmo un cementerio de residuo nuclear de tiempos de guerra fría, a cielo abierto y sin cortapisa ambientando el lugar, mi primera opción será la mucho más interesante de Tayikistán, teniendo como alternativa, en el muy probable caso de fracaso en la consecución de los permisos, la que discurre por el norte.
Sea como fuere todos los caminos comienzan en Tashkent, así que hacia allá que me dirijo.
"Estación" de coches compartidos, Tashkent |
La jornada hoy será larga, de nuevo paisaje de aridez que no invita a la ensoñación sino a pasar de largo, y entre medias alguna parada, no a llenar el depósito sino el tanque de gas del maletero, que aquí la gasolina casi no funciona, y aún no sabiendo el motivo me pregunto si no será un avance, quizá exportable a cualquier otro lugar.
Plaza Amir Timur, Tashkent |
Pero yo vengo a lo que vengo, y mi objetivo es la embajada, de nuevo Tayikistán, última bala para un visado tras el fiasco de Bakú, cónsul ausente y futbolero. Así que a la mañana allá que me encamino, poca esperanza con los informes que he recabado, pero buenas sensaciones que se vienen pronto abajo cuando llego a las puertas, caos insospechado con magma de locales, ambiente de rebajas y Dédalo sin laberinto.
Cartel publicitario, Tashkent |
Cerca de Oybek, frontera Uzbekistán-Tayikistán |
Así que prueba superada, visado y vía libre, mi ruta se define, será Tayikistán. Cierto que aún falta otro permiso, pues los Pamires son Badaghstán, dentro y fuera del país, algo especial, pero eso se pide en Dushanbe, otra historia que ya vendrá, de momento lo celebro despidiéndome de Timur, esta vez a caballo, con cemento y cristal, que esto es la capital.
Río Syr Daria, Khojand, Tayikistán |
Bazar de Khojand |
Vendedora, Khojand |
Y enseguida la propaganda, tarjeta de presentación de lo que viene en adelante. El presi que preside, todo lo posible, no hay hueco sin carteles, banderas o pancartas, ambiente navideño con luces nacionales, horrible corta y pega que roza el
escarnio a ojos de el de fuera, pero que pinta de matón rodeado de la infancia.
Cartel "presidencial", Khojand |
Avenida de Khojand |
La ruta a Dushanbé ya son palabras mayores, puerto eterno de montaña atravesando cordilleras que explican lo que es un país montañoso, paisaje descomunal, carretera que no lo merece, con razón ahora es un 4x4, si no yo creo que no llegamos.
Montañas Fan, en la carretera Khojand-Dushanbe |
Tiempo ahora para Dushanbe,
Avenida Rudaki, Dushanbe |
un manjar, y aquí reinan a sus anchas, verdes saltadores buscando aterrizaje, como uno se descuide se convierte en lugar propicio, el parque es todo suyo, con colores nacionales.
Y el día termina en el albergue, reunión de aventureros, parece éste sitio propicio para lo mejor de cada casa. Motoristas británicos atravesando toda Asia, ciclista de San Sebastíán, 58 años a pedales, salió de Londres y sin parar, mujer brava como ninguna, y unos cuantos otros de su padre y de su madre, atraídos por lo desconocido, lo remoto y lo imposible.
Avenida Rudaki, Dushanbe |
Monumento a Ismail Somoni, Dushanbe |