Gan Boon Leong, Mr. Melaka y Mr. Universo |
Datuk Wira Gan Boon Leong, héroe local, Universo Schwarzenegger, hace de anfitrión y me muestra el camino de entrada a Malaca, origen portugués, presente indefinido. Barrio chino en mi hospedaje, templos de incienso y de un ayer que no encontré en su lugar, y en la esquina una mezquita, muros de cal y verde en azulejos que
Plaza de Holanda, Malaca |
Tuk tuk en Malaca |
Monumento a San Francisco Javier, Malaca |
D´artagnan de la Malasia todavía sin conquistar, por nombre Hang Tuah.
Hang Tuah, Guerrero del Sultanato de Malasia |
Río Kuala Tembeling, Taman Negara |
Un poblado improvisado, en un cruce de aguas, y unas barcas que hacen un puente que no existente entre orillas alejadas, salida y entrada para un mundo olvidado. No me sobra el tiempo y no quiero que se pierda, cruzo el río y cambio de escena, empieza aquí la selva aún con hueco para un resort que convive empequeñecido ya con monos y lianas.
Portaequipajes, Taman Negara |
Interior de la selva |
En la mañana retomo el camino pero con otra dirección, espesura similar pero que ahora es hacia arriba, sucesión de puentes colgantes que ya viera en su lugar y que no me aportan mucho más que altura, hasta que alcanzo su continuación con una hermosa ascensión que acaba en baño de sudor y un horizonte despejado, remolinos de maleza que no parecen acabar mientras se pierde la mirada.
Puente colgante, Taman Negara |
Taman Negara |
Un tropiezo y unos varanos que se lanzan en carrera, y mi pulsación detrás, emoción inesperada mientras trato de alcanzar una cueva derruida. Tras varias horas de embestida, arriba y abajo que no termina, la maleza que se encrespa y me clava sus espinas, recuerdo para el intruso que pasó sin preguntar y que al poco ya da la vuelta, una sangre que no me gusta y un cansancio que no perdona, otra vez el manto negro tropical que avanza lento aún sin parar cubriendo todo a su paso.
Exhausto y vacío alcanzo de nuevo la luz, embarcadero solitario como al llegar, mano al alza en señal y un barquero que me otea desde la orilla civilizada. Suelto la mochila y contemplo el río por última vez, el ruido del motor de la barca resuena en mi cabeza y me despierta de este sueño natural, Malasia acaba aquí ya para mí, y será imposible de olvidar.