Pero antes y de camino haré una pequeña parada en otro de los centros neurálgicos del continente asiático, Hong Kong, poco más de 24 horas para aprehender la realidad de la ex colonia británica y su convulsa transición hacia la madre patria china, fallida revolución, pacífica y paragüera, y rendir visita a un lugar del que tan buena impresión me causaran las gentes que conocí, ayuda desinteresada en el agreste escenario chino. De paso será también Macao, pariente cercano con misma "administración especial", tengo gran interés en conocer ambas provincias antes de que cambien quizá para siempre.
Hong Kong |
Sin tiempo de asimilar se abre la puerta corrediza, bofetada de
descubro, tarjeta de presentación en forma de rascacielos, no uno sino mil, en lugares imposibles, ¿cómo aguanta esa isla con tamaño peso encima? Aún con idea precocinada no supuse tal descaro, Benidorm es aprendiz, y esto es una maestría, colmenas de cristal sobre frondosa vegetación, exótica combinación.
Caigo al centro que es Nueva York, no alcanzo a ver el cielo, y me siento aún más pequeño mientras observo el hormiguero. El
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Pasarela peatonal, Hong Kong |
En movimiento incesante y tono ejecutivo, los bancos y negocios que no pueden esperar, ahora soy Dundee en el país de las corbatas. Huele a oro y dinero y no yo sólo lo sentí, esto es centro de operaciones a nivel mundial. Rostros occidentales casi a la par que orientales, y China en lontananza esperando un botín que cada día es más
Calle de Hong Kong |
Algo aturdido busco el altozano, necesito un horizonte que no sea artificial. Y me lanzo para arriba, en cuesta interminable, Hong Kong es ribera y ladera, de un monte tropical. Pero lo tienen arreglado, mecánica escalera que por tramos se la come, y si no el tranvía cremallera, herencia industrial de cuando era imperio inglés. La visión todo lo dice y me hace aún pensar más en el futuro de la isla, crecieron sin parar y quizá sin mucho pensar sino en su propio beneficio, hoy museo del horror en jaula de cristal, cuando más felices eran llega el dragón y se lo come, y empieza un combate desigual, paraguas contra un fuego milenario, todas las de perder.
Vista de Hong Kong |
Se va el sol y yo con él, es tiempo de partir hacia la vecina Macao, pariente colonial de acento portugués. Una pequeña franja de mar separando ambas tierras es surcada por un ferry que viene y que va de día y de noche, si en una son los bancos en la otra los casinos, a más b igual a c. Pero estaba equivocado, Sands
Costa de Macao |
Calle de Macao |
Las plazas y palacios, las calles y sus nombres, y arriba la fortaleza, siento la proximidad
de una tierra y una cultura tan cercana a mi origen, pero aquí es sólo fachada, y algo en mi imaginación, se habla cantonés y se come con palillos, aún siendo todavía oficial, el portugués se puso a régimen especial y acabó por desaparecer.
Paseo ya con luna, y me paro a cada paso, esa esquina y ese rincón tienen algo que contar, adoquines en el suelo, iglesia colonial, ¡azulejos en la pared!, una historia que acabó y se guardó en la memoria, herencia orgullosa de un tiempo distinto ya lo sé, cuando la tierra no era redonda y el mapa sólo papel. Paseo por sus calles y hasta puedo casi sentir la nostalgia del portugués, hoy los imperios ya son otros, y quién sabe Diez años después.
Largo do Senado, Macao |