Mi idea inicial es de continuar hacia Kota Bharu, al nordeste del país, ciudad natal de mi compañera de viaje Ki, pero dispongo de tiempo para recorrer algo más. Algunos de mis ya amigos latinoamericanos de Kuala Lumpur se encuentran ahora en la antigua colonia portuguesa de Georgetown, Penang, y no me encuentro lejos de allí. El lugar posee una rica historia y atractivos naturales, así que decido desviarme del camino y unirme de nuevo a la troupe latina, a su alegría natural y ansia por descubrir que traen consigo en la maleta, equipaje inmejorable para cualquier viaje.
Y llego a Penang, isla hoy unida a la península por un puente
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Calle de Georgetown |
Mansión colonial en Georgetown |
Entente fortalecida por más sandalias españolas, castellano de pro y emigrante balinés, recorremos y sentimos ese aire entremezclado, barrio hindú, mesa china,
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Templo birmano, Georgetown |
Templo budista, Georgetown |
Y no lejos de Penang, reposa otra isla, por nombre de Langkawi, y Claudia y Walter allá qué apuntan, cada uno con su camino. Seguiré también sus pasos, ávido por conocer, ocasión pintiparada, inmejorables trotasuelas
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Calle de Georgetown |
Así que abordamos un ferry de sardinas y surcamos hacia el norte, ya no lejos de Tailandia. Arena fina en la playa, y un partido en la orilla, el sol que va cayendo destapando el tarro de las luces, acuarela en movimiento de nubes deshilachadas, casi un Van Gogh en relajado.
Playa Cenang, Langkawi |
Templo budista, Langkawi |
Una cascada y algunas playas, y un recuerdo en mi memoria de aquella otra isla reunionesa, pariente algo lejana pero con bastante en común. Tocamos techo en Langkawi y volvemos a descender, pocas esquinas nos quedarán mientras la música dirige nuestros pasos, Y se marchó la afinación, pero queda el compás,
Costa norte de Langkawi |
Una cena y confort, y un cruce de palabras que nos lleva hasta la noche, y luego a la mañana, y acabamos donde empezamos, inmensa playa blanca con islote de colofón, lugar para disíacos que ya debo abandonar, corro el riesgo de acomodarme y me quedan todavía muchas leguas por recorrer. Nuestros caminos se bifurcan con destinos ya distintos, Claudia al sur, Walter al norte, y yo siempre hacia el este, hermoso viaje que se marchó,
pero ya empieza uno nuevo.
Buen camino compañeros, fue un placer andar con vos.